
Aquel fin de semana iba a ser excepcional, uno de mis mejores amigos de la infancia Pablo
Irimia se iba a casar el
sábado 2 de Mayo de 1998 en Murcia, por lo que aprovechando la festividad del primero de mayo salimos el viernes a primera hora de la mañana desde La Coruña.
Salimos de madrugada y en el viaje como todos los
días, escuchamos La Mañana de la Cope que debido a un descanso de Antonio Herrero, en aquella festividad presentaba Pilar Vicente.
No recuerdo cuando escuche por primera vez a Antonio, solo se que desde que escuche su voz, la radio no
volvió a ser igual.
Con él
descubrí la
información, la
opinión, el debate, el entretenimiento, la pluralidad, y el respeto a las opiniones de los
demás, desgraciadamente en aquellos tiempos estudiaba en el colegio y desgraciadamente no pude disfrutarlo todo lo que quisiera, pero en los periodos
vacacionales aprovechaba; y de aquellos momentos guardo unos esplendidos recuerdos de las mejores horas de radio que he escuchado en mi vida.
No
sabría que destacar de aquellos maravillosos programas, recuerdo los acalorados debates con Justo
Fernandez, un sindicalista de la
UGT y Socialista de toda la vida que en los peores momentos de la
corrupción Felipista siempre
defendia sus ideas, y sus pensamientos en un ambiente de libertad
desconocido en aquel entonces; recuerdo La
Tarántula, un programa de tertulia en la que
intervenían: Santiago Carrillo,
Ernest Lluch y Miguel Herrero y
Rodriguez de
Miñón, y sobre todo recuerdo con especial cariño, el mejor programa que ha existido en la radio española: "El
Paseillo", donde todos los viernes, Antonio, desgranaba la actualidad
política de la semana, siguiendo las artes tradicionales de la tauromaquia, como las banderillas, las muletas, o el estoque junto a
Victor Marquez
Reviriego,
Federico Jimenez Losantos y Luis Herrero.
Gracias a Dios el viaje, aunque cansado, debido a la larga distancia
transcurrió sin novedad,
así como la noche y la mañana del
día de la ceremonia.
La boda se celebro en la Catedral a las 7 de la tarde, y el convite hora y media mas tarde en el Hotel Siete Coronas.
La fiesta acabo de madrugada, aunque nosotros nos retiramos antes de su
finalizacion porque al
día siguiente nos esperaba el largo viaje de regreso.
Pero a la mañana siguiente, nos esperaba la noticia de la tragedia: Antonio,
habia muerto el
dia anterior practicando
submarinismo en Cabo Pino a las afueras de
Marbella, la tristeza y la
estupefacción podía cortarse en el
vehículo, y el viaje
transcurrió oyendo las reacciones a su muerte magistralmente recogidas por
María José Navarro en Al Sur de la semana.
Pero el momento mas emotivo del
dia tuvo lugar a media tarde, recuerdo ese instante como si estuviera
viviéndolo ahora mismo,
estábamos descendiendo el puerto del
Manzanal por la antigua nacional VI en la provincia de
León cuando en aquel domingo empezaba el Tiempo de Juego, como era normal
Jose Maria Garcia, su conductor habitual no presentaba el programa y
Agustin Castellote, su sustituto comenzaba el espacio diciendo que esa tarde el programa se hacia por la
obligacion de la emisora hacia sus oyentes de darles la mejor
información, aunque en señal de luto, tanto las menciones publicitarias como las
músicas habituales de cualquier programa deportivo quedaban suspendidas, jamas podre olvidar aquella jornada.
A la mañana siguiente, todos sus amigos estaban alrededor de la mesa presentando al unisono el programa homenaje a Antonio, destacando sobre todo la
intervención desinteresada de Ella baila sola, y, Siempre así, los grupos favoritos del señor Herrero.
De entre su amplia trayectoria
destacaría dos momentos imborrables de la
radiodifusión española que permanecen siempre en los anales de la historia del medio, los dos vinculados a la lacra del terrorismo
Etarra.
La primera fue la entrevista que realizo a Ana
Iribar, viuda de
Gregorio Ordoñez, la mañana siguiente al asesinato de su marido: escalofriante, como pocos testimonios de
victimas han existido.
El segundo tuvo lugar el
día del asesinato de Miguel
Ángel Blanco, cuando Antonio dio la noticia de los disparos al joven concejal en primicia, y a partir de
ahí condujo hasta la madrugada, un tiempo de radio excepcional, con puntos culminantes como la solicitud de calma a la
población, cuando elementos incontrolados intentaban quemar las
Herriko Tabernas.
En definitiva
podría estar horas y horas hablando de Antonio, y de lo que significo en mi vida, pero espero que esta reseña haya servido como homenaje al mejor periodista
radiofónico que he tenido la suerte de poder escuchar.
Descanse en paz