viernes, 15 de junio de 2007

CUADERNO DE VIAJE: NUEVA YORK

Muchas veces los viajes mas maravillosos comienzan a gestarse de la manera mas extraña, este fue el caso del viaje que realice junto a mi familia a Nueve York. Todo comenzo una fria tarde de invierno en uno de mis frecuentes desplazamientos al departamento de venta de peliculas de video de El Corte Ingles, aquel dia habia una promocion especial consistente en el regalo de un osito de peluche por la compra de la comedia romantica "Algo para recordar" editada por Columbia Pictures, la cinta estaba protagonizada por Tom Hanks y Meg Ryan y dirigida por la experta en estas lides Nora Ephron, lei la sinopsis, y como vi que tenia buena pinta y el peluche era muy entrañable, la compre. La dependienta me tomo los datos al pagar para un sorteo, cubrio un cupon y lo introdujo en una urna. Unos dos meses despues, estando trabajando con mi madre en el negocio familiar, recibi una llamada de una empresa de promociones, que me decian que por la compra de la pelicula habia resultado agraciado con un viaje de 5 dias a Nueva York para dos personas; os podeis imaginar la alegria y el enorme shock que nos invadio en aquellos momentos, aun asi seguiamos siendo bastante excepticos hasta que una semana despues, recibimos una carta certificada comunicandonos por escrito el resultado del sorteo. A partir de aqui todo fue una enorme cantidad de llamadas, conversaciones y envio de documentacion a la empresa. Ademas pagamos la diferencia y viajamos los cuatro miembros de la unidad familiar: Mi madre, mi abuela(que se atravio a cruzar el oceano con mas de ochenta años), mi hermano y yo. Asi fue como una semana antes de Semana Santa, partiamos hacia Nueva York, en un viaje lleno de inolvidables aventuras, carreras y nervios. El vuelo transoceanico partia a las 12,00 h. de Madrid Barajas y cogimos el vuelo desde La Coruña que partia a las 8,30 h. creyendo que ibamos a tener tiempo de sobra para realizar la conexion, craso error. El vuelo partio con hora y media de retraso debido a la niebla, y todavia recuerdo nuestras carreras por la terminal hasta llegar al mostrador de facturacion de Continental, linea escogida para el viaje, aunque gracias a Dios todo se soluciono satisfactoriamente y unas horas despues ya estabamos en el aire. El viaje fue maravilloso, la aeronave era un Boeing 767 y el trato recibido fue realmente impresionante, el servicio a bordo, la comida y la atencion fueron excepcionales y para redondear el sistema de entretenimiento a bordo muy bueno, todavia recuerdo una enorme pantalla situada en la division entre clase turista y business donde se iba marcando la velocidad de crucero, la altitud a la que volabamos, la temperatura exterior, y un mapa donde el icono de un avion iba avanzando para que supieramos exactamente en cada momento donde estabamos. Primero volamos hacia Terranova, y luego fuimos bajando hasta Nueva York, todavia recuerdo el maravilloso paisaje de Martha'sVineyard y Cape Cod visto desde el aire. Pero antes de aterrizar en el aeropuerto de Newark nos esperaba una desagradable sorpresa, una espectacular tormenta con gran cantidad de aparato electrico cubria Nueva York por lo que de repente nos sentiamos dentro del avion como si estuvieramos en una montaña rusa de cualquier parque de atracciones, subidas, bajadas y turbulencias sin fin nos dieron la bienvenida. Tras la recogida del equipaje llego el siempre engorroso control de inmigracion donde debes hacer fila para que un policia con cara de pocos amigos, revise tu pasaporte y te haga algunas preguntas antes de permitirte la entrada. Luego cogimos un taxi conducido por un alto Afroamericano con muy malas pulgas y que casi no hablaba ingles, era curioso ver como cuando cruzamos el tunel Lincoln para entrar en Manhattan y tener que pagar peaje, lo unico que nos hizo fue extender la mano como si estuviera pidiendo limosna. Nos alojamos en el Hotel Pennsylvania, un hotel de clase turista con una situacion envidiable en pleno Midtown, en la esquina de la calle 33 con la septima avenida, frente al Madison Square Garden y Penn Station, al lado de Macy's unos enormes almacenes que ocupan una manzana entera y a dos calles del mitico Empire State Building. Los dias se nos hicieron muy cortos para todo lo que en una ciudad como Nueva York hay que ver, sin embargo el tiempo nos cundio bastante, y como buenos turistas subimos al mirador del Empire State, visitamos la estatua de la Libertad y Ellis Island, paseamos por el parque de Battery Park y Greenwich Village, subimos al mirador del World Trade Center(si, fuimos de los afortunados turistas que visitamos la ciudad antes del tragico 11 de Septiembre), vimos el puente de Brooklyn, el edificio de la Onu, y claro esta paseamos por la Quinta Avenida y Times Square. Como amantes del cine y mitomanos empedernidos, estuvimos en Tiffanny's joyeria celebre por Desayuno con Diamantes, comimos en la Trump Tower que desborda lujo y estilo por doquier, visitamos el Hotel Plaza(visto en Solo en Casa 2) o el Waldorf Astoria, lugar donde se rodo El principe de Zamunda. Nos impresiono mucho la fabulosa Catedral de San Patricio, templo catolico en pleno corazon de la gran manzana, aunque mayor encanto si cabe tuvo la asistencia a la eucaristia dominical en una capilla de un convento redentorista al lado del hotel, presidida por una imagen de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Lo peor era la comida, como es normal cuando sales de tu pais, desayunabamos en una franquicia de comida rapida situada al lado del hotel llamada Dunkin' Donuts con un cafe que parecia agua sucia y bolleria industrial que rebosaba colesterol por todas partes, eso si el sabor de la Coca Cola, es unico; en el restaurante del Madison Square Garden pedimos de beber mi hermano y yo una Coca Cola cada uno, pero cual seria nuestra sorpresa cuando nos trajeron una jarra con cerca de dos litros del mitico refresco. En definitiva un viaje inolvidable.

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